Andrea y Carlos han pasado todo el confinamiento teletrabajando. Y cuidando de sus dos hijas de 5 y 9 años. Y haciendo de profesores y tutores. Y de técnicos de telecomunicaciones. Y de monitores de fitness. Y de, y de, y de… Si les preguntamos, van a tener mucho que contarnos sobre conciliación.
Es cierto que ambos se consideran afortunados por haber podido seguir trabajando desde la seguridad de su hogar. Han podido mantener sus empleos e ingresos, y son conscientes de que muchas personas lo han tenido, y lo van a seguir teniendo, muy difícil. Pero también saben que así no pueden seguir, que el esfuerzo extraordinario y los malabarismos les están pasando factura. Que el sprint de estos meses no se puede convertir en maratón, porque no hay cuerpo ni mente que lo aguante.
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