Una vez más, casi sin darnos cuenta, estamos metidos de lleno en una época del año muy especial. La Navidad es en su origen una celebración religiosa, sí, pero no es necesario ser creyente o practicante de ninguna religión para participar y disfrutar de lo que estas fechas representan. Expresar el afecto por nuestros seres queridos, fortalecer los lazos que nos unen, recordar a los que ya no están, acoger a los recién llegados… La Navidad es una oportunidad excelente para practicar la generosidad, dar lo mejor de nosotros mismos. Para poner en el centro a aquellos que más nos importan. ¿Cómo podemos cuidar a nuestros clientes de manera excelente en estas fechas tan especiales?
Las Navidades son una época singular, en la que a menudo nos marcamos ambiciosos objetivos. Encontrar los regalos ideales, preparar los platos más exquisitos, ser los anfitriones o los invitados perfectos, crear y compartir las experiencias más memorables con nuestra familia y amigos… Todo lo hacemos, por supuesto, desde la ilusión y las buenas intenciones. Al fin y al cabo, lo que realmente queremos es hacer felices a nuestros seres queridos, compartiendo con ellos lo mejor que tenemos.
Pero esta exigencia a la que nos sometemos puede llegar a generar agobio y estrés. Cualquier empresa debe tener en cuenta que las personas a las que sirve pueden estar pasando en estas fechas por momentos de cierta ansiedad, prisas y emociones encontradas. Ha de esforzarse, pues, por atenderlas y cuidarlas de la manera más eficaz.
Conecta emocionalmente con las personas a las que sirves
Como ya sabemos, la única manera de ofrecer un servicio excelente es situar a la persona en el centro. Toda nuestra estrategia, todas nuestras acciones, parten de ese punto. Una vez tenemos esto claro, hemos de esforzarnos en conectar con aquellos a quienes servimos, en transmitir de manera inequívoca que satisfacer sus necesidades es nuestra prioridad, sea cual sea el día en el calendario. Y teniendo en cuenta que, en ciertas fechas, como la Navidad, esas necesidades pueden ser o percibirse como más urgentes.
El servicio de atención al cliente es siempre un elemento clave para lograr esta conexión, y en periodos como este es absolutamente vital que funcione a la perfección. Nuestro tiempo es lo más valioso que tenemos, y en especial en estos días ninguno de nosotros queremos malgastarlo, por ejemplo, en interminables esperas telefónicas o haciendo cola en un establecimiento para recibir atención. Anticipémonos y pongamos los medios necesarios para que esto no suceda. Permitamos a nuestros clientes dedicar su tiempo a lo que ellos prefieran.
Crea experiencias positivas memorables
Lo último que queremos como consumidores, cuando nuestra lista de tareas ya se encuentra desbordada, es que las compañías a las que estamos pagando por productos o servicios nos lo pongan aún más difícil. Este esfuerzo extra que se nos exige, por ejemplo, cada vez que tenemos que repetir los detalles de nuestra incidencia en una llamada telefónica, o no encontramos información básica en una página web, es un tropiezo grave en nuestra experiencia como clientes. Hagamos lo posible para reducir este esfuerzo y lograr que las experiencias de los clientes solo sean memorables en lo positivo.
Una web accesible y actualizada con información sobre horarios de apertura y condiciones de envío o una conversación amable en la que practiquemos la escucha activa y dejemos muy claro a nuestro interlocutor que estamos de su parte y queremos hacer lo posible por ayudarle tienen el potencial de transformar a un cliente en embajador de nuestra marca. Olvidémonos, pues, del “no” y ofrezcamos alternativas. Trabajemos juntos para lograr el mejor resultado posible, y nuestro cliente sin duda lo recordará.
Encuentra la mejor manera de servir
Para saber cómo podemos dar a nuestros clientes el mejor servicio posible necesitamos, en primer lugar, escucharlos con mucha atención. Ponernos en su lugar, identificar sus necesidades, sus deseos. Entender cuáles son sus expectativas es el primer paso para marcarnos el objetivo de superarlas con nuestros productos y servicios, sean estos del tipo que sean. Pero independientemente de las características de lo que nos compran, todos los consumidores tienen un deseo en común: saber que al otro lado hay una persona que los escucha, se preocupa por ellos y con cuya ayuda pueden contar.
Esta Navidad nos ofrece una valiosa oportunidad para poner en práctica todo lo que hemos aprendido durante los dos últimos años. Para practicar la empatía, la generosidad y el agradecimiento. Como personas que ante todo queremos ser capaces de cuidar a aquellos que más nos importan, tengamos en cuenta este deseo universal a la hora de servir a nuestros clientes. Solo así podremos establecer los vínculos emocionales que harán que celebremos juntos muchas Navidades más.
En Alares nos dedicamos desde 1999 al cuidado de las personas y sus familias, a aportarles los mejores servicios personales, cariño y atención, en cualquier rincón de la geografía española o portuguesa con personal de nuestra propia plantilla, y trabajamos con las empresas para que puedan utilizarlos para atraer y fidelizar emocionalmente a sus clientes y a sus empleados con servicios necesarios, hoy más que nunca, en su vida diaria personal y familiar.
En mi libro autobiográfico ¡Quédate conmigo! 20 claves para enamorar a tus clientes… ¡y que se queden contigo! he querido compartir las experiencias vitales y profesionales de varias décadas que me han ayudado a definir las claves para atraer y fidelizar clientes y empleados con éxito. Hoy todos tenéis la oportunidad para ponerlo en práctica, nunca ha sido mejor momento. Un libro solidario que puedes adquirir en este enlace, e incluso regalar a tus empleados y clientes para estas navidades. Te lo dedicaré personalmente. Y si quieres escuchar el audiolibro narrado por mí mismo, lo tienes gratis en el mismo enlace.