Un artículo publicado en 2017 en la prestigiosa revista científica PNAS analizaba cómo el dinero gastado en servicios dedicados a ahorrar tiempo produce una satisfacción mayor que el gastado en la adquisición de bienes. La hipótesis de los investigadores era la siguiente: la relación entre estrés y reducción del bienestar disminuye en las personas que cuentan con una red de apoyo social. Una alternativa a este apoyo podría ser la capacidad de “comprar” tiempo. Por eso, esta capacidad debería proteger del impacto negativo del estrés en el bienestar de una persona. Intuitivamente, tiene sentido, pero ¿cómo verificaron esta hipótesis?
Un estudio exhaustivo con una muestra diversa
La investigación se llevó a cabo con varias muestras diversas de trabajadores de distintos niveles socioeconómicos en varios países. En total, más de 600 participantes de Estados Unidos, Canadá y varios países europeos. Entre los sujetos encuestados había desde un grupo de trabajadores de Mechanical Turk estadounidenses hasta otro de millonarios holandeses.
A todos ellos se les plantearon las mismas cuestiones destinadas a conocer dos datos. Por un lado, cuánto dinero al mes dedicaban a la contratación de servicios que les liberaban de tareas que no disfrutaban. Por otro, a medir su satisfacción vital general. Los resultados de la serie de estudios realizados llevaron a los investigadores a confirmar que su hipótesis era acertada. Pero, ¿por qué comprar tiempo aumenta la felicidad?
Los investigadores describen en las conclusiones de su estudio un mecanismo bastante intuitivo, y que todos podemos reconocer en nuestro día a día. Al adquirir servicios que les ahorran tiempo, las personas reducen la presión para completar las tareas del día, lo que mejora su estado de ánimo. Estas mejoras puntuales en el estado de ánimo se acumulan y promueven una mayor satisfacción general a largo plazo. Esta satisfacción proporciona una defensa ante los efectos negativos de la escasez de tiempo. El todo termina siendo así mayor que la suma de las partes, y la felicidad se incrementa, día a día, al aumentar la resistencia al estrés.
El tiempo es nuestro recuso más limitado, y el más valioso
Ya sabemos que el tiempo es el recurso más limitado en nuestras vidas, y por ello el más valioso. En nuestro día a día se suceden tareas banales que nos roban tiempo para dedicar a lo que realmente nos importa y que nos aporta valor. Cuando estas tareas se acumulan, cuando “no llegamos” a todo, nos someten a una presión que se traduce en frustración, en estrés y en una pérdida de calidad de vida.
Y, sin embargo, la mayoría de estas tareas “ladronas de tiempo” son fácilmente delegables, por lo que realmente no hay razón para dedicarles un minuto más de lo necesario, sobre todo si ese minuto se lo estamos robando a las personas que más nos importan. De ahí la importancia de contemplar la opción de regalar tiempo a aquellos de quienes queremos cuidar.
Regalar tiempo de manera sencilla y versátil
Por ello, si estamos pensando en maneras de mejorar la calidad de vida una persona (cliente o empleado, ante todo persona), regalar tiempo debería estar al principio de la lista, muy por encima de cualquier objeto material. Existen diversas opciones para llevarlo a la práctica, y todas supondrán una mejora, mayor o menor, en el bienestar de la persona. Sin embargo, la más sencilla, completa y versátil consiste en la contratación de un servicio de asistencia personal. Contar con un asistente personal permite decidir en cada momento qué tareas se quiere delegar, en qué momentos contar con esta ayuda y a qué dedicar el tiempo liberado.
Cómo puede un asistente personal mejorar nuestra calidad de vida
Un asistente personal puede encargarse de una multitud de tareas, desde gestionar reservas para unas vacaciones, buscar y reservar un restaurante para un evento familiar, comparar precios de distintas compañías de telefonía antes de contratar un plan, realizar compras, buscar y seleccionar proveedores de servicios para el hogar…
Es una larga lista de tareas que nos restan tiempo para dedicar a lo que realmente nos importa. Cuando somos capaces de delegarlas, eliminamos de nuestro día la presión por completarlas en un tiempo ya de por sí escaso, nos liberamos de la frustración y el estrés de “no dar más de sí” y podemos dedicarnos nuestro tiempo, ese bien tan preciado, a aquellas actividades que nos aportan verdadero valor. Así, regalar tiempo se convierte en la respuesta más potente a la pregunta: “¿qué puedo hacer para mejorar tu calidad de vida?”
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