Ya hemos hablado en otras ocasiones de cómo las empresas y profesionales que se limitan a hacer el esfuerzo mínimo necesario para operar dentro de la legalidad están condenadas a desaparecer más pronto que tarde. Esto se debe a que los ciudadanos-consumidores exigen hoy mucho más que un producto o servicio ajustado a sus necesidades: quieren saber que la empresa que está detrás de él es socialmente responsable y está contribuyendo al bienestar de la comunidad. La crisis actual ha prestado más fuerza si cabe a esta afirmación, y nos conviene hacer un esfuerzo extra para estar a la altura de las circunstancias, tanto a la hora de actuar como de comunicar.
Encuentra a quien puedes ayudar mejor que nadie, y actúa
Entonces, ¿qué puedes hacer tú, mejor que nadie, para mejorar la vida de los que te rodean? Esa es la primera pregunta que debes responder, pensando tanto en el corto como en el largo plazo (piensa en el presente, pero comienza ya a reflexionar sobre las nuevas estrategias de RSE a desarrollar). Si miras a tu alrededor comprobarás que, en estas circunstancias tan inciertas, por desgracia abundan las oportunidades para intervenir. Elige aquellas en las que tus competencias te permitan marcar una diferencia, analiza bien a qué puedes comprometerte (y asegúrate de que tu compromiso sea sostenible), y ponte a trabajar.
Las posibilidades para llevar esto a la práctica son infinitas, y cualquier empresa, grande o pequeña, podrá encontrar maneras efectivas de contribuir a la sociedad con acciones responsables. A continuación, enumero tres puntos que me parece clave tener en cuenta en este proceso.
1. La responsabilidad social comienza dentro de la organización
No olvides que tu primera responsabilidad es la que tienes hacia tu equipo. Ni que decir tiene que su seguridad debe estar garantizada y, una vez más, no nos ciñamos exclusivamente a lo que demanda la ley. Escucha a tu equipo, establece canales de comunicación consistentes y determina de qué maneras puedes mejorar sus circunstancias laborales y vitales. Todos estamos haciendo un esfuerzo adicional para adaptarnos a nuevas maneras de trabajar (y de vivir), y necesitamos empatía, comprensión y flexibilidad. Si tu equipo siente que puede confiar en ti en estos momentos, también estará dispuesto a apoyar las acciones socialmente responsables dirigidas a públicos externos que lideres.
2. El protagonista NO eres tú
El autobombo nunca es recomendable, pero en las circunstancias actuales es más que tóxico, así que mantente bien alejado de él. Céntrate en comunicar tus acciones de manera simple, directa y enfocada al objetivo. No te recrees narrando tu papel; pon el énfasis en los beneficios obtenidos y las maneras concretas en que están mejorando la vida de las personas a las que se dirigen. Esa es la única información que interesa. No se trata de presumir de lo que has hecho, ni de darle más importancia de la que tiene, sino de comunicar de manera honesta y humilde. Deja que el público saque sus propias conclusiones. Si lo estás haciendo bien, estas serán positivas.
3. Actuar para mejorar el mundo, comunicar para inspirar más cambio
En estos momentos todos necesitamos urgentemente buenas noticias que nos ayuden a ver la luz al final del túnel, y personas ayudando a personas es una de las mejores que podemos comunicar. Además de alegrar un poco el día de quien la recibe, este tipo de información puede tener el efecto de inspirarle a buscar la manera de aportar su propio granito de arena para mejorar la vida de alguien. Este “efecto dominó” de acciones responsables, tanto a nivel individual como corporativo, puede llegar a tener un gran impacto en la sociedad. No subestimes este potencial motivador a la hora de comunicar lo que estás haciendo para mejorar la sociedad.
Desde Alares trabajamos para ayudar a las empresas a atraer y fidelizar emocionalmente a sus empleados y clientes.
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