Sigo impresionado con el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, obra social del Estado Venezolano consagrada al rescate pedagógico, ocupacional y ético de la infancia y la juventud, que ha alcanzado relevancia en el mundo entero, convertido en el mayor programa de responsabilidad social en la historia de Venezuela.
Pude conocerlo y entender su valor, gracias al evento organizado por YPO, y celebrado el pasado martes 18 de junio en el espacio Medialuna de Madrid. Primero disfrutamos de la proyección del documental Tocar y luchar, un retrato emocionante sobre el Sistema, del director de cine Alberto Arvelo Mendoza, y seguidamente debatimos de liderazgo, cine y música, junto a Gustavo Dudamel, músico, compositor, director de la filarmónica de Nueva York; y Lila Rivas, una de las jóvenes protagonistas del documental y participantes del Sistema.
Durante el debate, magistralmente moderado por Guillermo Penso, se habló extensamente sobre José Antonio Abreu, el visionario fundador de El Sistema. Las historias y anécdotas sobre el maestro Abreu destacaron su enfoque único en la enseñanza musical y el liderazgo. Una de las lecciones más poderosas que se compartieron fue la insistencia de Abreu en que sus músicos enseñaran a otros. Este método no solo aseguraba la difusión de conocimientos musicales, sino que también fortalecía el sentido de comunidad y responsabilidad entre los participantes.
Pudimos entender la importancia de sistematizar la instrucción y la práctica colectiva de la música a través de orquestas sinfónicas y coros; del poder de la música como instrumento de organización social y de desarrollo humanístico. El director Alberto Arvelo nos descubre en Tocar y luchar este método educativo para niños, que tiene a la música como la vía principal para evitar la exclusión social y favorecer el desarrollo humano e intelectual. Es un ejemplo de confianza en el ser humano, de cómo la pasión, entusiasmo, el optimismo y la fe mueven todas las montañas del crecimiento personal y colectivo.
Una de las anécdotas más inspiradoras del evento fue sobre la práctica de Abreu de evaluar a sus músicos no solo por sus habilidades, sino también por su capacidad de enseñar a otros. «Que me muestre el alumno lo que ha aprendido de ti, lo que le has enseñado», decía Abreu. Este enfoque asegura que el éxito de cualquier proyecto se mida por la capacidad de sus líderes de hacer crecer a sus pupilos. Es una lección de liderazgo aplicable a cualquier ámbito: el verdadero éxito se mide por el impacto que tenemos en los demás.
Qué manera más inteligente de crear, de hacer equipo y de crecer, exigiendo a otros que hagan crecer a sus pupilos. Que a uno le examinen por lo que es capaz de enseñar a otros es, sin duda, la mayor garantía de éxito de cualquier proyecto. Lo tenía bien claro, el creador del sistema: Si en cada pueblo hubiera una orquesta compuesta por los propios ciudadanos el mundo será un lugar más amable. Compartir este evento con amigos y compañeros de YPO fue especialmente significativo. La oportunidad de debatir sobre cómo liderar con eficacia y aprender de un ejemplo tan inspirador como El Sistema es invaluable. En un mundo donde a menudo nos enfocamos en resultados a corto plazo, iniciativas como esta nos recuerdan la importancia de invertir en el desarrollo humano y en el poder transformador de la educación y la cultura
El legado de José Antonio Abreu y El Sistema es un recordatorio de que la educación y la cultura pueden cambiar vidas y comunidades. Como líderes, tenemos la responsabilidad de crear oportunidades para que otros crezcan y prosperen. La música, con su capacidad para unir a las personas y superar barreras, es un poderoso ejemplo de cómo podemos utilizar nuestras habilidades y recursos para hacer del mundo un lugar mejor.
La jornada fue un recordatorio inspirador de las lecciones fundamentales de liderazgo: enseñar, empoderar, y crear comunidades de apoyo mutuo. Hacen falta más debates sobre cómo liderar con eficacia.