¿Tenemos claro a qué nos referimos cuando hablamos de conciliación de la vida personal y laboral? ¿Qué perfiles nos vienen a la cabeza cuando pensamos en medidas para facilitarla? ¿Cómo (y dónde) conecta la conciliación con la corresponsabilidad? Este martes 23 de marzo hemos celebrado el Día Internacional de la Conciliación Familiar y Profesional, y hoy me gustaría reflexionar acerca de lo que la experiencia de estos últimos doce meses nos ha enseñado sobre un asunto cada vez más relevante para toda la sociedad.
¿Con quién “va” la conciliación?
El confinamiento que iniciamos hace ahora poco más de un año nos demostró que la conciliación efectiva de la vida laboral, familiar y personal distaba mucho de ser una realidad en la mayoría de los casos. Las cifras arrojadas por la encuesta realizada por la Fundación Alares durante los meses de confinamiento no dejaban lugar a dudas: más de un 44% de las personas con menores en edad escolar a su cargo indicaron que en ocasiones habían encontrado dificultades para teletrabajar.
Nos referimos en este caso concreto a menores, pero es importante recordar que cuando hablamos de conciliación no hablamos solo de personas con hijos. Por un lado, las familias pueden adoptar una diversidad de formas muy amplia y no conviene olvidar que los hijos no son en todos los casos parte de la ecuación. Una pareja sin hijos también es una familia de pleno derecho y sus miembros no pueden ser discriminados a la hora de definir e implementar medidas de conciliación.
Por otro lado, hablamos de conciliación de la vida laboral, familiar y personal. El desarrollo personal, el ocio y el tiempo libre que forman parte de la vida privada de cada uno de nosotros no están supeditados al lugar que ocupemos en un núcleo familiar, o a formar parte de uno. Una persona que vive sola tiene exactamente el mismo derecho a poder compaginar su trabajo con el resto de las facetas de su vida que una madre o un padre de familia numerosa. Esto es algo que no puede olvidarse a la hora de diseñar y proponer medidas de conciliación. Así que la respuesta a esta pregunta es simple: la conciliación “va” con todos.
¿Conciliación sin corresponsabilidad?
Otro de los aspectos clave sobre los que ha puesto el foco este año de pandemia es la necesidad de que los avances en conciliación y corresponsabilidad vayan firmemente de la mano. Pretender que podemos trabajar en uno sin hacerlo al mismo tiempo en el otro es de una ingenuidad extrema.
Pero al hablar de corresponsabilidad no me refiero solo a una distribución justa y equitativa de las tareas y los cuidados dentro del hogar. La corresponsabilidad no se ejerce solo en el seno de una familia, aunque obviamente este es uno de los ámbitos clave en los que desarrollarla. La doble jornada, o doble presencia de las mujeres es, después de todo, el principal hándicap para la igualdad en el uso del tiempo, y hace imposible plantearse siquiera una conciliación real.
Pero la corresponsabilidad debe, al mismo tiempo, promoverse también desde la empresa. Eliminar la brecha salarial entre hombres y mujeres, romper los techos de cristal, promover la flexibilidad laboral, implementar medidas igualitarias para la conciliación, cuidar del bienestar integral de los empleados… Lo importante es recordar que, si pretendemos que nos lleve a algún destino satisfactorio, este es un camino que debemos recorrer de la mano. Por lo que no, no puede haber conciliación real sin corresponsabilidad.
¿Qué está funcionando, y por dónde seguir?
Este año ha sido un período de aprendizaje acelerado, en muchos casos de ensayo y error (siempre preferibles a la parálisis) y de interiorización de lecciones para el futuro. Estos últimos doce meses, independientemente de lo cerca que nos haya tocado o no la presencia del virus, nos han cambiado la vida a todos. Hemos aprendido a adaptarnos a las circunstancias, a aceptar que el bien común muchas veces pasa por aceptar incomodidades individuales. Hemos descubierto reservas de resiliencia que nos han sorprendido. Y, tal vez lo más importante, hemos sido más conscientes que nunca de la importancia de estar cerca de los nuestros, de tener oportunidades para disfrutarlos, de contar con tiempo y recursos para cuidarlos.
Por ello, nos ha quedado muy claro que la conciliación de la vida laboral, familiar y personal y la corresponsabilidad no son un “extra” opcional ni un esfuerzo individual, sino una cuestión imprescindible que ha de estar presente en la cultura de cualquier organización, y en las acciones concretas en las que esta se manifiesta. En el estudio que mencionaba antes, casi un 67% de las personas que habían teletrabajado afirmaron no haber recibido ningún apoyo en este sentido por parte de sus empresas. Por otro lado, el 85% de aquellos que sí recibieron este apoyo afirmaron que les había sido de gran ayuda. Es un dato aplastante, que habla por sí solo de lo importante que es para las personas contar con la implicación inequívoca y tangible de su empresa en materia de conciliación y corresponsabilidad.
Un compromiso común
Nos queda un largo camino por recorrer, y los nuevos modelos de trabajo que previsiblemente van a formar parte de nuestra vida a medio y largo plazo presentan importantes retos y oportunidades para las empresas en la implantación o adaptación de medidas de conciliación. Si todos somos conscientes de nuestra responsabilidad y nos comprometemos a asumir nuestra parte de compromiso, los próximos doce meses pueden cambiarnos la vida (esta vez, seguro que a mejor) tanto o más que los últimos. ¿Estamos dispuestos a hacer nuestra parte?
En Alares nos dedicamos desde 1999 al cuidado de las personas y sus familias, a aportarles los mejores servicios personales, cariño y atención, en cualquier rincón de la geografía española o portuguesa con personal de nuestra propia plantilla, y trabajamos con las empresas para que puedan utilizarlos para atraer y fidelizar emocionalmente a sus clientes y a sus empleados con servicios necesarios, hoy más que nunca, en su vida diaria personal y familiar.
En mi libro autobiográfico ¡Quédate conmigo! 20 claves para enamorar a tus clientes… ¡y que se queden contigo! he querido compartir las experiencias vitales y profesionales de varias décadas que me han ayudado a definir las claves para atraer y fidelizar clientes y empleados con éxito. Hoy todos tenéis la oportunidad para ponerlo en práctica, nunca ha sido mejor momento. Un libro solidario que puedes adquirir en este enlace, e incluso regalar a tus empleados y clientes. Te lo dedicaré personalmente. Y si quieres escuchar el audiolibro narrado por mí mismo, lo tienes gratis en el mismo enlace.