Este puente de la hispanidad he disfrutado mucho de mi pueblo, Vega de Tera, y de un arroz a la zamorana que hemos hecho para todos los vecinos del pueblo y gente de toda la comarca que les apeteciera asistir, organizada por la asociación vecinal del municipio, Asociación Cultural San Facundo, de la que formo parte, y cocinada y servida por algunos de los socios y buenos amigos, Mampi y Anita, con el apoyo de Armando y los regentes del bar Pirri que tenemos en el pueblo, Sergio y Noelia, hijo y nuera de Armando.
Para los que no lo conozcan, el bar Pirri se ha convertido en un punto de encuentro social. No solo de los vecinos de Vega de Tera, donde se ubica el establecimiento, sino de todos los vecinos de los pueblos aledaños. Hay muy pocos bares abiertos en la zona ya y éste se ha convertido en un gran reclamo, no sólo por su buena ubicación, sino por el ánimo y el excelente servicio que dan sus regentes, una joven pareja llena de ilusión y de ganas, Sergio y Noelia, ¡qué grandes!
Es impresionante como una sencilla idea -compartir un arroz a la zamorana, al precio de cinco euros la ración, que cobraba nuestro incombustible e incondicional Antonio- puede convertirse en el festejo comunitario más concurrido del año. En el pueblo de Vega de Tera viven actualmente solo unas 30 personas y al bar Pirri acudieron este sábado, 14 de octubre de 2023, más de 120 personas, ¡cuatro veces la población habitual!. Venían procedentes de pueblos como Camarzana de Tera, Rionegro del Puente, San Pedro de Ceque y otros de la comarca.
Mi gente de toda la vida
Toda una suerte de almuerzo a la zamorana, servido con un sol justiciero y lleno de caras de toda la vida, como la de Trini, de edad similar a la mía, que me pide que escriba sobre eesta comida, mientras me muestra fotos de la infancia, que me envía después por WhatsApp, en las que me veo con el pelo bien negro y bien largo y apenas me reconozco ya.
¡Pasa el tiempo y sigue siendo emocionante encontrarse con los de toda la vida! Con Claudino y Amparo, grandes amigos de siempre, y con sus hijas Natalia, María y sus cónyuges; José y Mari Paz, con los que he compartido muchas horas de vida; Alberto, Santi, Elena, Lé, José, Antonio, Cris, Enrique, Esteban, Pepe, el cura,… y tantos y tantos otros de Vega que aquí, por espacio, no puedo ya nombrar; pero también de los pueblos de al lado, como Domingo Sanabria, mi compañero de instituto, y Olga, su mujer; con Miguel Ángel, el que nos hace un pan, un hornazo y unas madalenas irresistibles en su horno de leña; con el médico que ejerce en Segovia, Jesús, y su mujer, Elena; con Clara, que va y viene de Zamora todos los fines de semana y es funcionaria desde que se lo propuso; incluso tuve la suerte de que me acompañara mi gran amiga y compañera del alma Mercedes Pescador, «empresaria del año 2020» en España y fundadora de la agencia de comunicación y la editorial Medialuna; y con tantos amigos y amigas que me recuerdan de dónde soy y lo importante de celebrar lo importante: el encuentro con los de toda la vida, que es tu gente, la que no cambia y nunca quieres que cambie, porque en el fondo todos nos entendemos por el origen. Y coincidimos. Y compartimos el sentido del humor y de la vida.
Hubo de todo este fin de semana en el bar Pirri: Baile, fiesta y recuerdos. Brindis y al menos cuatro generaciones juntas. Las de los padres, los abuelos, jóvenes y algunos niños. Pocos. El hijo de Alberto, Andrés, que juega al futbolín con los mayores; y algunos bebés que apenas dan sus primeros pasos y nos aportan esperanza de futuro, como los hijos de Natalia, María, Elena, Esteban… Casi todos, la inmensa mayoría, viven fuera y regresan al pueblo en cuanto pueden escaparse de la ciudad. De hecho, algunos niños no han podido venir esta vez y los echo de menos en el parque junto al bar, como Justito, Cata, Vega, Anne,…
Celebrar la vida, impulso emprendedor
La vida nos da muy a menudo la oportunidad de celebrar y no conviene dejar de aprovecharlo. Pero para hacerlo, casi siempre, hace falta el impulso emprendedor, el estímulo de alguien que se atreva a poner en marcha la idea y regentar el negocio de hostelería, en mitad de un pueblo de la España olvidada tan pequeño como Vega de Tera, en una comarca con tan poca densidad de población y decreciendo.
Lo hicieron ellos dos, Sergio y Noelia, la pareja de jóvenes que regentan el bar Pirri, animados por su padre, Armando, también joven, emprendedor y empresario que trata con acierto de inculcarles el cómo desarrollar el negocio, hacerlo rentable y tratar con cariño y buen hacer a los clientes y amigos que por allí se acercan.
Y en medio de todo ello, Ana, o Anita para los del pueblo, impulsora, junto a Armando, de la idea de hacer el encuentro alrededor de un simple arroz a la zamorana, escritora y vecina, que no dejó de sonreír en toda la jornada. Se respiraba felicidad. ¡Gracias, Ana, por impulsar y, junto a Mampi, hacernos ese maravilloso arroz!
Que maravilla de encuentro y cuántas fotos para el recuerdo. Pude disfrutar de amigos y de un día redondo con raciones de Jamón cortado a cuchillo en el momento. La vida es también celebración y respiro, en mitad de tantas preocupaciones y decepciones. A veces no hacen falta tantos alardes, sino más bien unos vinos y unas tapas con los de siempre. Me gusta ir a Vega de Tera, pero si encima nos animan la fiesta, mejor.
Lo sencillo siempre funciona
Aplaudo las ideas sencillas en las que todas las partes ganan. Este tipo de ideas iniciativas gastronómicas son aplicables a otras comunidades, y creo además que pueden servir para combatir la soledad, el aburrimiento y la tentación de no dejarse querer por nadie.
Allí, este sábado, nos congregamos vecinos de todos los pueblos y brindamos por la vida.
Rescato la idea del arroz, la paella o el cocido, cuando toque, para replicarla como una buena iniciativa en el marco de una campaña dirigida a estimular la vida activa de todos los pueblos de España, algo que estamos impulsando desde el Grupo Vivofácil y nuestras fundaciones. Uno de mis objetivos desde hace ya muchos años es combatir la soledad no deseada y generar alegría y vida.
Por cierto, el arroz estaba exquisito. En su punto. La próxima me dicen que será cocido. Me apunto. Y seguro que estáis todos invitados. ¡Gracias! Os dejo algunas fotos de la jornada.