Experiencia de compra. En otras ocasiones he comentado la importancia de realizar estudios periódicos con sus respectivos análisis teniendo en cuenta nuestro entorno más cercano. En mi opinión, no es necesario irse lejos para recopilar datos: a nuestro alrededor tenemos una gran cantidad de conocimientos que podemos utilizar para establecer nuestros planes de acción. Además, no basta solo con realizar los estudios, también hay que compararlos y observar si hay cambios, aunque sean mínimos, de una fecha a otra o de un tipo de colectivo a otro, ya que esta información puede ser muy valiosa.
En diciembre del año pasado llevamos a cabo un estudio que analizaba las respuestas de colaboradores internos de Alares con respecto a su experiencia de cliente. Este año, hemos repetido el cuestionario, con la diferencia de que esta vez se ha repartido a empleados y empleadas de empresas que ofrecen servicios para la conciliación prestados por Alares. Esto nos ha permitido llegar a conocer si hay discrepancias, comparando un informe con otro, entre la experiencia de compra de las personas como clientes, y de las personas en calidad de trabajadores y trabajadoras.
La comparación de los informes demuestra que los empleados y empleadas son más exigentes
La principal conclusión a la que llegamos con la comparación del IMCA (Índice de Medición de Clientes, elaborado por Alares) y el IMEA (Índice de Medición de Empleados, elaborado por Alares) es que en este segundo son más exigentes. Los encuestados que han tenido en cuenta su experiencia como integrantes de empresas a la hora de responder, son más drásticos cuando han realizado una compra y esta situación ha sido negativa. El porcentaje de personas que no vuelven a pisar ese establecimiento es un 30% más alto en empleados y empleadas que en clientes.
En cambio, cuando la experiencia de compra ha sido positiva, el porcentaje más alto de recomendación a amigos y familiares es el de los trabajadores y trabajadoras, posiblemente, porque conocen el poder del boca a boca al trabajar detrás de una compañía.
En cuanto a los elementos que envuelven la experiencia de compra, el precio pasa a ser un factor secundario por detrás de la Responsabilidad Social Corporativa, característica realmente importante para ambos colectivos. Es ligeramente mayor en el IMEA, puede que porque los empleados y empleadas se sienten comprometidos con la sociedad y creen que las empresas para las que trabajan deben aportar valor en ésta.
Con la comparación de ambos estudios, nos ha sido posible reafirmar lo que ya sabíamos: que el compromiso con la sociedad por parte del entorno empresarial es el elemento más importante hoy en día para las personas a la hora de adquirir un producto o servicio. Las organizaciones debemos ser capaces de dar respuesta a las tendencias y a las demandas de la sociedad, pues tenemos que ser conscientes del gran impacto que tenemos sobre ella.