He tenido el inmenso honor de participar en un encuentro llamado Talentya, invitado por Juanjo Frayle y su familia, en pleno centro de Palma de Mallorca. Ha sido un regalo en forma de retiro personal y profesional para cargar pilas y confirmar, la voz y las experiencias de otras personas, lo que ya sabía: que el esfuerzo, la perseverancia y la capacidad de creer en uno mismo (no en lo impuesto o lo políticamente correcto o lo que siempre ha sido así) son las armas más poderosas para lograr casi cualquier meta en la vida.
Lo vivido en Talentya me ha servido para confirmar mi confianza en el nuevo proyecto que inicio, el partido político Futuro. No me resulta sencillo predicar en un desierto en el que la política parece estar en sus horas más bajas, y en una sociedad desconectada de instituciones y gobiernos. Pero tengo claro que alguien tiene que dar el paso, aunque se arriesgue a la incomprensión y hasta el rechazo.
Quiero ser tan consciente como lo he sido en la casa de Juanjo Frayle de que tengo una sola vida que se me puede acabar de repente, sin esperarlo, con el impacto imprevisto en plena calle de una sola piedra desprendida de un balcón maltrecho. Esto (lo del desprendimiento en plena calle) ocurrió el segundo día de encuentro, mientras acudía al evento. A dos metros de mí. La noticia del derrumbamiento salió en la Prensa mallorquina del día y fui de nuevo consciente de que soy un superviviente, como tú, como casi todos y todas. He conocido y compartido tres días con personas capaces de dar la vuelta a la tortilla y superarse, con supervivientes de sectores y profesiones diversas.
Dar la vuelta a la tortilla
He escuchado historias impresionantes de personas que, a pesar de todos los obstáculos y de tener fuertes vientos en contra, han sabido navegar y encontrar su propio océano. Por ejemplo, el de Isra Bravo, un hombre con dislexia convertido en uno de los copywriters más exitosos del mercado, a pesar de que su profesora le dijera de niño “no vales para escribir”.
O el océano de Sonia Díaz, que tras superar un cáncer de páncreas está creando en el País Vasco y en Andalucía un modelo de escuela disruptivo, integral, innovador, que busca promover individuos libres, críticos. O el de la doctora Sari Arpioge, experta en probiótica, que nunca se creyó del todo que la medicina convencional fuera la panacea y entiende la salud como algo mucho más integral del ser humano. ¿Pueden levantar la mano los que consideren que tienen buena salud?, preguntó en este reencuentro de personas con voz. Pocos levantamos la mano en esa estupenda sesión de experiencias vitales a corazón abierto.
Ha sido muy aleccionador escuchar a Teresa Viejo, a Pilar Mateo, a Irene Villa, a Anxo Pérez, a Sonia Pascual, al Padre Ángel, a Cipri Quintas, a Jesús Callejo, a Manu Tenorio, a Enrique Arribas, a mago More, a Rafa Juan, Cristóbal Molleja, Manuel Peña, Román Mosteiro, José Luis Saiz, Mercedes Pescador, Pasión Vega, y otros muchos más escuchar sus historias de impacto en la sociedad .
Somos todos supervivientes
De los encuentros, de escuchar, de participar en lo que otros han construido siempre extraigo conclusiones, ideas y propuestas. En el nuevo partido político que promuevo, Futuro, buscamos supervivientes, personas que tengan una historia de superación y que estén dispuestos a compartirla, a aportar su experiencia de vida y su conocimiento. ¿Cómo crees que sería un buen equipo de supervivientes con conocimiento y bondad gobernando un pueblo o un país? Podemos evolucionar y cambiar las cosas si creemos en nosotros mismos y nos unimos. Todos tenemos algo que aportar, sumar, compartir.
La humanidad es capaz de transformarse. Obvio. Mientras reflexiono sobre estas cuestiones y emprendo el camino de vuelta a casa, se vuelven a encender las llamas en mi tierra, muy cerca de mi casa, y otros puntos de España. Sigue ardiendo Zamora, nos sentimos calcinados, hundidos, quemados. Convoco una gran concentración en Valladolid, la mañana del domingo 24 de julio a las 11.30 de la mañana. Sigo pensando que es posible cambiar el mundo. Nunca me he conformado y me he dado cuenta de que, si no me conformo, si no renuncio, si creo en que es posible encontrar soluciones, tendremos alguna posibilidad de lograrlo.
Se quema mi tierra, concentración en Valladolid
Los incendios no se apagarán si no ponemos remedio a la falta de recursos de base y ponemos en marcha medidas integrales y conjuntas en las que logremos un pacto con todas las fuerzas y autoridades. Hemos contado ya los muertos en esta quema. Sé del bombero fallecido por intentar salvar lo de todos con los mínimos medios que disponía, y del pastor que apareció calcinado en sus tierras. Me acusan de oportunismo por montar una protesta. Me duele el corazón por ello, pero sigo con mi lema: escucha tu corazón, sigue adelante. Haz lo que puedas. Y así haré. Acudiré con mi pancarta a la plaza de Valladolid y no dejaré de intentarlo. ¡Estamos quemados! Por Zamora. He confirmado este fin de semana que el corazón marca siempre el camino correcto.
De vez en cuando conviene escaparse y pensar. Os dejo de recuerdo la luz de la luna. En homenaje a todos los supervivientes con los que he compartido el retiro en Mallorca. GRACIAS, talenteros, por ayudarme a creer.
PDA/
Os dejo esta foto tomada allí mismo durante el evento. Siempre hay una luz en mitad de la oscuridad.