Soy de un pueblo de la España olvidada (la mal llamada “vaciada”) que llenaremos de Futuro

El origen. Sí. Ese lugar donde uno encuentra casi todas las respuestas, donde todos somos hijos de alguien con nombre y apellidos. Mi pueblo es Vega de Tera, un pequeño municipio de la provincia de Zamoradonde, entre los cuatro pueblos que integran el Ayuntamiento, hoy viven poco más de 200 personas, de esos pueblos olvidados que se han empeñado en mal llamar “la España vaciada”.  Deseosos de crecer, abundantes de agua, de río, de encinas, de vecinos ausentes. 

Regreso a Vega de Tera a menudo. Siempre que puedo me escapo para recordarme que hay lugares en los que todo parece sencillo: Me encuentro con los mismos árboles, con la misma encina, el mismo roble, la misma huerta, el manzano que se resiste a dar frutos y las palabras de mi madre resonando en cada palmo del suelo. Siempre son las mismas. Sentir que los árboles permanecen en el mismo lugar, me tranquiliza. Qué distinta es la ciudad, tan deprisa, tan cambiante…, ni mejor ni peor, diferente.

Cuando voy a mi pueblo, conozco cada palmo del suelo que piso. Sé quién vivió en la casa de la derecha, en la de la izquierda junto a la carretera, en la de arriba y en la de abajo. Muchas están hoy abandonadas, los hijos marcharon en busca de oportunidades y no volvieron, otros desearían volver pero aún no se atreven. Me gustaría que Vega de Tera y muchos otros pueblos de la España más rural fueran una ilusión, un lugar de oportunidades y de empleo para jóvenes y mayores. 

Esta es una de las prioridades de Futuro, el nuevo partido político inclusivo y diverso que me he propuesto impulsar: devolver la ilusión a los pueblos; volver a casa; llenar los vacíos; entender que las oportunidades también están dentro, no siempre fuera del lugar de la infancia. Tenemos unos pueblos con enorme potencial de crecimiento. Nuestros mayores nos esperan, están deseando recibirnos, saludarnos, contribuir a impulsar la riqueza, aportar a sus nietos. ¿Cómo hacerlo? Solo necesitan los medios y que se les creen las condiciones adecuadas.

Soy de un pueblo y siento que por muchos años que hayan pasado y muchas ciudades vividas, sigo siendo del mismo lugar. Haber nacido en Vega de Tera me anima a seguir en este proyecto político que emprendo por vez primera en mi vida. ¿Cómo lograr llevar vida y oportunidades a tantas casas de tantos pueblos vacíos de España? ¿cómo hacer que los mayores sean motor de crecimiento y prosperidad para sus hijos y nietos?  Me gustaría que mi pueblo se llenara- no solo en las fiestas de verano- todos los meses del año. En Futuro trabajamos ya un amplio grupo de profesionales voluntarios para que esta España tan profunda, tan despoblada, tan real y tan olvidada, se convierta en la alegría del país, en fuente de empleo y de comunicación intergeneracional, en casas grandes llenas de flores y alegría. Lo conseguiremos, estamos trabajando en ello. Si quieres contribuir a esta misión, SÚMATE a FUTURO, puedes hacerlo aquí: 

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Te espero. Juntos lo conseguiremos. Queremos y sabemos cómo hacerlo. ¡Gracias!

Encuentro con el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi

Antonio Garamendi (a la izquierda), presidente de la CEOE, acompañado de Javier Benavente

Dentro del marco de la Caravana Nacional de Futuro, el pasado jueves día 28 de abril fui recibido por un gran amigo de hace muchos años: Antonio Garamendi, presidente de la CEOE. Pero esta vez no iba solo como amigo, iba en visita institucional, quería presentar el nuevo partido político Futuro. 

Me recibió con mucha amabilidad y cordialidad, pudiéndole explicar con toda confianza lo que llevo pensando desde hace tiempo. La realidad es que, si uno quiere cambiar las cosas, tiene que reflexionarlo bien, y, siendo realista, el lugar más indicado para ello es el Congreso, y de ahí, junto con otras personas con parecidas inquietudes, surgió la creación de Futuro.

Después de escucharme detenidamente, me ha deseado mucha suerte en esta nueva etapa de mi vida, cosa que le agradecí mucho.

Y a partir de aquí comienzo mi andadura por toda España, que me llevará a las diferentes provincias entrevistándome con las personas y presentando la propuesta alternativa de Futuro. 

Una nueva propuesta que promueve el entendimiento entre las personas, incluyendo, nunca excluyendo, porque el Futuro se construye en una unidad inclusiva. 

Le explico detalladamente lo que me inquieta sobre la sociedad y sobre el trabajoSobre las pequeñas y grandes empresas. Sobre los trabajadores y su dignidad como personas y la importancia que tienen las empresas para dignificar y para producir cambios importantes en el tejido social. Él escucha atentamente y muestra interés por todo lo que voy diciendo y, al final, me dice: «Suerte».

La suerte que me deseó Antonio, sabiendo que venía de lo más profundo de su corazón, me animó, ya que me hizo unas sugerencias que creo que fueron muy acertadas en esta mi nueva andadura. 

Pondero todo lo dicho en el encuentro institucional y valoró muy positivamente sus consejos. Ha sido como un impulso para empezar el arduo trabajo que me conducirá por las distintas instituciones que visitaré a lo largo de nuestro país. 

Me vuelvo para casa y reflexiono en todo lo que hemos hablado y me viene a la cabeza una preocupación y quizá el motivo principal de mi opción:

¿La política actual es una política sin ciudadanos? Esto me lo pregunto por el hecho de que la brecha entre la política y los ciudadanos ha crecido en dos direcciones en los últimos años. Si, por un lado, cada vez más ciudadanos se han alejado de la política, por otro, es la propia política la que se ha retirado y se ha sustraído a la mirada y al «agarre» de la gente corriente.

Una vez más, un clásico del pensamiento político, Alexis de Tocqueville, puede ayudar a ilustrar este doble movimiento. Al reflexionar sobre el vaciamiento de las instituciones democráticas locales durante el siglo XVIII en Francia, lo expresó así:

El pueblo, que no se deja engañar tan fácilmente como cree por las vacías apariencias de la libertad, se abstiene entonces en todas partes de interesarse por los asuntos de la comuna y vive dentro de sus muros como un extranjero. En vano los magistrados intentan de vez en cuando despertar en él aquel patriotismo municipal que hacía maravillas en la Edad Media; el pueblo permanece sordo, los intereses mayores de la ciudad no parecen moverlo. Les gustaría que acudiera a las urnas, donde se ha creído necesario preservar la vana imagen de unas elecciones libres; pero el pueblo persiste en abstenerse.

Hoy en día, la situación no parece tan diferente: la reducción -si no el vaciado- de los espacios de debate y toma de decisiones democráticos se ve contrarrestada por los intentos esporádicos de una élite cada vez más desacreditada de recuperar los corazones, las mentes (y los votos) de los ciudadanos. Los partidos que durante años no han celebrado un congreso digno de ese nombre (con una verdadera discusión sobre la línea política, en la que participen los afiliados o sus delegados), celebran «primarias» con una conclusión prevista, ante la que los votantes reaccionan con cansancio. 

Las instituciones locales, cada vez menos representativas compiten por inventar nuevas formas de participación ciudadana: desde los referéndums hasta los experimentos de «democracia deliberativa», pasando por las plataformas en línea. Se han topado con un sentimiento generalizado de escepticismo y desilusión. Si a esto le sumamos los continuos episodios de corrupción y mal gobierno que involucran a la clase política, no es de extrañar que a la desilusión se sume el boicot consciente de los indignados. El impresionante 28 % de abstención en las elecciones presidenciales de este año en Francia, o el 30,13 %, en las últimas elecciones españolas, dice algo al respecto…

Por eso creo que es importante explicar la importancia de las personas en Futuro, y es nuestro propósito, y de ahí esa necesidad de explicársela a este buen amigo.

Gracias, Antonio Garamendi, por aportar opinión y sugerencias a Futuro Tú. Trabajamos para construir un país de oportunidades y de empleo donde todos los españoles quepan.

Día de Europa: Día de Futuro

El 9 de mayo es un día muy especial para Europa. La Unión Europea ha sido un proyecto de paz en el corazón de Europa durante más de 70 años: la paz y la unidad son valores fundamentales que han adquirido una nueva centralidad en Europa con sorprendente rapidez en tiempos de crisis. Y esto se manifiesta de una manera especial y concreta en estos momentos en que la guerra de Ucrania está causando estragos en nuestras puertas.

El 9 de mayo es el aniversario de la histórica declaración de Schuman. En un discurso pronunciado en París en 1950, el entonces Ministro de Asuntos Exteriores francés Robert Schuman expuso su idea de una nueva forma de cooperación política para Europa.

Su ambición era crear una institución europea que agrupara y gestionara la producción de carbón y acero. Un año más tarde se firmó un tratado por el que se creaba dicha institución. La propuesta de Schuman se considera el certificado de nacimiento de la Unión Europea.

Pasados los años, la celebración del Día de Europa ha reforzado la conciencia de que, ante los retos comunes, se necesitan respuestas compartidas que vuelvan a poner en el centro el principio de solidaridad, un principio sobre el que se fundó Europa, pero que en los últimos años ha sido pisoteado con demasiada frecuencia por los egoísmos nacionales, especialmente en el seno del Consejo Europeo. La UE de Next Generation, en particular, representa un punto de inflexión realmente positivo: es un proyecto que mira al futuro, orientado hacia algunas prioridades estratégicas clave como la transición ecológica, la transformación digital y la cohesión social, en línea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Y en el partido Futuro participamos de esa sensibilidad europeísta para el desarrollo sostenible y una sociedad integradora en la que todos sumamos.

La UE ha realizado una operación política y cultural fundamental porque ha entrelazado -en un horizonte coherente y universal- la lucha contra la desigualdad con la sostenibilidad ambiental y la transición ecológica. Lo que estamos presenciando hoy es, sin duda, un paso muy significativo, que ha acelerado el debate sobre los recursos propios de la Unión. Sin embargo, la cuestión que sigue abierta y que los gobiernos siguen debatiendo es: ¿se está haciendo realmente la Unión? En parte, parece que sí, se está avanzando hacia una mayor integración en algunas cuestiones clave. Es el caso de la sanidad -que solo con la pandemia se ha convertido en un tema acuciante en el debate europeo-, así como de la investigación sobre vacunas y los seguros de los corredores verdes. También la Guerra de Ucrania, además de los nacionalismos trasnochados y el aumento de las teorías tanto de extrema derecha como de extrema izquierda, han despertado la necesidad de esa Unión ya no teórica sino práctica. 

En las primeras semanas de la emergencia por la COVID, asistimos a una página muy oscura a nivel europeo: se volvió a una lógica centrada en las fronteras, hasta el punto de que los equipos de protección personal permanecieron inmóviles en las distintas fronteras o incluso fueron requisados. Tras esta fase inicial, la Comisión ha podido desempeñar un papel de coordinación muy importante: se trata de un punto de inflexión para la Unión y de nosotros depende que sea un punto de inflexión positivo a largo plazo, aunque estos primeros elementos apuntan en la dirección correcta.

Otro punto clave es la relación entre la Unión y los gobiernos locales y regionales. No cabe duda de que debe ser una relación cada vez más estrecha; la Unión es fuerte en su diálogo con los territorios que la componen. Como autoridad de gestión de los fondos europeos, el papel de las regiones es fundamental tanto en la fase de diseño y programación como en el uso concreto de los recursos de los fondos estructurales. 

Se trata, por supuesto, de un proceso estratégico de doble sentido, de un diálogo constante que debe construirse entre la Comisión y los territorios: por un lado, la UE debe dotarse de las herramientas adecuadas para escuchar más de cerca las voces de quienes se ven directamente afectados por las opciones normativas que se toman a nivel de la UE; por otro lado, los territorios deben hacer todo lo posible por aprovechar las oportunidades de participación europea, construyendo una relación directa con sus ciudadanos. 

La interseccionalidad es crucial porque nos enseña que los diferentes niveles de discriminación no se anulan entre sí, sino que se suman. Pensemos en la situación de las mujeres refugiadas, a las que el Parlamento Europeo ha dedicado una resolución especial: hay al menos tres niveles de discriminación que corren el riesgo de entrelazarse, el económico, el racial y el de género. Los diferentes niveles de discriminación son a menudo el resultado de la misma matriz opresiva. Este es un paso fundamental. 

Las nuevas generaciones están desarrollando una sensibilidad capaz de avanzar en esta dirección. Ante tales coincidencias, nos podemos preguntar por qué la política llega tan tarde, por qué sigue intentando dividir lo que en la sociedad, cada vez más, marcha unido. No se puede preguntar a esas personas si se sienten más cerca de Greta Thunberg o de Carola Rackete. Poco después de la toma de posesión de Trump, en la Marcha de las Mujeres de Londres las feministas marcharon de la mano de los movimientos ecologistas, de los movimientos de segunda generación que luchan por la plena igualdad de derechos, de los movimientos LGBT+: todo ello, en conjunto, nos puede servir para escribir una página mejor.

Si los ciudadanos no encuentran una conexión con la política y la representación en un proceso bidireccional que implique tanto el nivel local como la dimensión europea, las cosas no cambiarán realmente. Por un lado, la gente de la calle necesita encontrar un diálogo con la política; por otro lado, la representación debe ser capaz de escuchar aquellas demandas que corren el riesgo de quedarse fuera de los lugares donde se toman las decisiones. Si esto no ocurre, la política se vuelve cada vez más autorreferencial. Precisamente en el momento en que más necesita de la humildad, del cuestionamiento y de la escucha, para que la representación sea un proceso plenamente compartido. Y es lo que desde el partido Futuro queremos proponer, que exista ese diálogo de todas las personas con la política y sean esas personas las que hagan la política, sin ningún tipo de discriminación. En el partido Futuro todos sumamos.

Día Nacional de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas

Hoy es el «Día Nacional de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas«, y hago un alto en el camino de mi peregrinación hacia la casa del Apóstol para pensar en esas personas con discapacidad y las palabras de António Guterres: «Insto a todos los países a que apliquen por completo la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aumenten la accesibilidad y eliminen las barreras jurídicas, sociales, económicas y de otro tipo con la participación activa de las personas con discapacidad y de las organizaciones que las representan

Este año el lema es «Liderazgo y participación de las personas con discapacidad en la construcción de un mundo postcovid inclusivo, accesible y sostenible«. Y vuelvo la mirada hacia el proyecto Futuro pensando en nuestra estrategia de sumar, nunca resta. Sumar con personas discapacitadas que también pueden liderar un proyecto en la construcción de un mundo mejor. Personas que sumarán y que son personas que además tienen una discapacidad. 

«La Estrategia de las Naciones Unidas para la Inclusión de la Discapacidad constituye la base de un progreso sostenible y transformador hacia la inclusión de la discapacidad en todos los pilares de la labor de las Naciones Unidas. Con esta estrategia, las organizaciones del sistema de la ONU reafirman que la realización plena y completa de los derechos humanos de todas las personas con discapacidad es un componente inalienable, indisociable e indivisible de todos los derechos humanos y libertades fundamentales.» (ONU, Estrategia para la inclusión de la discapacidad).

Y vuelvo hacia Futuro y creo firmemente que Futuro también incluye, suma, con las personas con discapacidad.

Y con esta paz y esta alegría, me subo nuevamente a mi bicicleta, Camino de Santiago con mis compañeros.

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