Para mí, la Semana Santa es una de las festividades más emocionantes y significativas del año en España. Desde que era niño, siempre esperaba con ansias la Semana Santa para ver las procesiones, disfrutar de la gastronomía local y celebrar el encuentro con mi madre, familiares y amigos en mi pueblo natal.
Lo que más me emociona de la Semana Santa es cómo se celebra la tradición y la cultura de cada región de España. Cada región tiene su propia forma única de celebrar y honrar esta festividad, lo que hace que cada en cada municipio sea una experiencia única. Ya sea en Andalucía con sus impresionantes procesiones y música en vivo, o en Castilla y León, mi tierra, donde se celebra la Semana Santa con gran solemnidad y devoción, esta época siempre nos enseña algo nuevo sobre la cultura y la tradición de nuestro país.
Yo también espero este momento del año para celebrar la inclusión y la diversidad. En Futuro, creemos que todos merecemos ser incluidos y respetados sin importar nuestro origen, religión o identidad sexual. La Semana Santa nos recuerda la importancia de estos valores y nos une como comunidad para celebrar juntos la diversidad que nos hace únicos.
Por supuesto, también es una ocasión para disfrutar de la gastronomía local. Desde el famoso bacalao de Semana Santa hasta los dulces tradicionales como las torrijas y las pestiñas, hay mucho para probar y aprender durante toda la festividad. Me encanta cómo nos da la oportunidad de experimentar y apreciar la gastronomía local, y cómo esto refleja la diversidad de nuestras comunidades.
Es una festividad emocionante y significativa que celebra nuestra cultura y nuestras raíces, una festividad que nos une como comunidad y nos recuerda la importancia de valorar nuestras diferencias. Estoy emocionado por lo que nos espera en la próxima Semana Santa y estoy seguro de que será una experiencia increíble para todos.
La serie documental «El camino interior«, dirigida por Miguel Ángel Tobías, ha sido apadrinada por la Casa Real y elevada a la categoría de “serie saludable”. Me siento honrado de ser uno de sus dieciséis protagonistas, concretamente el capítulo 5, de Molinaseca a Villafranca del Bierzo. Este logro audiovisual no habría sido posible sin el esfuerzo y dedicación de todos los que participaron en el proyecto, una brillante idea que beneficia a la humanidad y que tiene un fin social.
Aunque admito que me costó soltarme, la conversación a corazón abierto con Miguel Tobías mientras pedaleábamos en bicicleta frente a cuatro cámaras en tierra y otra en el aire dentro de un dron, y la mirada atenta de su equipo, fue una experiencia increíble. A pesar de que no soy actor y no suelo hablar de mi vida o exponer mis sentimientos, Miguel Ángel tiene la habilidad de empatizar y llegar al fondo del alma.
Para alguien que no es actor y es un poco tímido, esta ha sido una experiencia cinematográfica impresionante. Me encanta cómo han quedado los caminantes, lo que dicen y cómo lo expresan. Las experiencias de vida de mis quince compañeros, como Edurne Pasabán, David Meca, Nacho Dean, Bisila Bokoko, Alicia Sornosa, Alejandra Vallejo, Albert Bosch, Mario Alonso, José Mª Poveda, Cristian Sainz, Quico Taronjí, Pedro Aguado, José Manuel Zapata, José Ramón García y Miguel Blanco, son realmente inspiradoras. Al verlos, no puedo creer que haya tenido la suerte de ser elegido para compartir este noble objetivo: inspirar a otros, adolescentes, jóvenes y mayores, a tener un propósito de vida y seguir caminando siempre hacia adelante, sin tregua hasta el final.
Quiero agradecer a Miguel Ángel por su brillantez en la realización de esta serie documental, al equipo de producción de ACCA Media, a todos los caminantes y a Helpers Speakers. Este proyecto ha sido una experiencia inolvidable, y espero que inspire a muchas personas a encontrar su camino interior y a seguir adelante con determinación y valentía. ¡Gracias a todos por hacer esto posible!
De izquierda a derecha: William, persona con discapacidad y Javier Benavente
Hace hoy una semana tuve la oportunidad de presentar públicamente el fruto del trabajo de Futuro durante estos últimos siete meses. Un trabajo que no por haberse realizado en un discreto segundo plano ha sido menos intenso, menos apasionante. Y por fin ha llegado el momento de compartirlo, de mostrar a la sociedad las líneas programáticas que hemos desarrollado con la ilusión y la esperanza de mejorar todo aquello que sentimos que a día de hoy no está a su altura.
El programa que presentamos es el producto de una comunicación abundante y honesta con cada uno de los colectivos a los que quiere servir. Hemos indagado, empapándonos de los problemas que cada grupo enfrenta en su día a día, y escuchando las propuestas que, desde su punto de vista, les darían solución. Toda esta información ha sido revisada desde una perspectiva jurídica y económica a nivel nacional y europeo para analizar la viabilidad de cada medida propuesta.
La única pregunta que importa
En la configuración de este programa han participado personas muy diversas de ideologías muy diferentes, pero todas ellas tenían algo en común: eran incluyentes, no excluyentes, y su objetivo era únicamente trabajar por el bien común, más allá de posicionamientos ideológicos. Porque la única pregunta importante no es “¿eres de izquierdas o de derechas?”, sino “¿cuál es el problema y cómo lo solucionamos?”. Así, hemos podido llegar a un consenso sobre lo más adecuado y necesario para crear las condiciones precisas para construir un país que, dentro de unos años, sea el referente en el mundo que merece ser, el mejor país para vivir, invertir y trabajar.
Podéis encontrar el programa completo en la web de Futuro, por lo que no voy a extenderme ahora en explicarlo aquí punto por punto. Me parece mucho más importante dar voz a los representantes de la sociedad que nos acompañaron en la presentación y plantearon, valientemente, la situación en la que nos hallamos, los problemas a los que nos enfrentamos. Detrás de cada una de estas personas hay millones, y es muy importante tenerles en cuenta.
Cuatro millones de personas
Hoy quisiera centrarme en la problemática de las personas con discapacidad, un colectivo que en España alcanza cuatro millones de personas. Es decir, 9 de cada 100 personas en nuestro país sufre algún tipo de discapacidad, visible o invisible.
William y María nos hablaron, en su nombre, de los problemas a los que se enfrentan como personas con discapacidad. A William le preocupa que su discapacidad es un hándicap a la hora de acceder al mercado laboral, un obstáculo que no solo priva a la persona con discapacidad de un empleo digno y de calidad, sino a la sociedad de beneficiarse de todo el valor que esa persona podría aportar si tan solo se le diera la oportunidad de intentarlo.
María nos habló del doble estigma al que se enfrenta como persona que padece una discapacidad invisible. Por un lado, por sufrir la discapacidad y, por otro, por tener que justificarla. Las personas con una discapacidad invisible sufren discriminación por el desconocimiento del resto de la sociedad sobre la situación en la que se encuentran y son víctimas de desconfianza y de prejuicios. María nos dijo, alto y claro, que reivindica un futuro en el que se las vea y se las escuche, Un futuro en el que sean el centro de las políticas que les afectan y tengan acceso a unos servicios sociales y sanitarios que les respeten por lo que son: personas.
Eliminar las barreras
Contamos también con Elisa, logopeda que trabaja en el ámbito de la discapacidad auditiva en un colegio de educación especial, y que nos habló, ilusionada, sobre cómo el grupo de trabajo del que forma parte pondrá todos los medios y herramientas a su alcance para eliminar las barreras de comunicación que afectan a este colectivo, y de las que ella es muy consciente tras tantos años de profesión.
Porque hoy solo trabajan una de cada cuatro personas con discapacidad en España, un porcentaje vergonzoso que perjudica al conjunto de la sociedad. Por eso una de nuestras prioridades más inmediatas es lograr un nivel de empleo para las personas con discapacidad similar al del resto de la población. Para ello debemos lograr que las empresas cumplan con la cuota de reserva del 2% de puestos de trabajo para personas con discapacidad en empresas de más de 50 empleados, y que a medida que aumenten ese porcentaje puedan contar con bonificaciones fiscales y de seguridad social. Y, por otro lado, por supuesto, trabajar en la empleabilidad de las personas con discapacidad, prestando formación para el empleo que les facilite el acceso y el desarrollo de un empleo digno y de calidad, en igualdad de oportunidades.
Esta igualdad de oportunidades debe comenzar en las etapas formativas, con apoyo en el aula, durante el transporte y en el domicilio para realizar cualquier ciclo formativo, ya sea obligatorio, bachillerato o superior. No podemos permitir que jóvenes con un gran potencial para desarrollar su talento no puedan hacerlo debido a obstáculos que, como sociedad, tenemos la capacidad y el deber de eliminar.
La emoción de Elisa ante el aplauso silencioso en lengua de signos de todos los presentes era tangible y contagiosa, y nos anima a seguir trabajando para cumplir sus objetivos, que son los nuestros.
De izquierda a derecha: Ángel Macías Salvador, Adela Martín y Javier Benavente Barrón
Me ha gustado presentar mi libro este lunes en el Museo Etnográfico de Castilla y León, en Zamora, y tener la oportunidad de encontrarme con amigos de juventud, y con personas ilusionadas que sienten o comparten la inquietud de emprender en el mundo profesional. Me siento agradecido. En especial a Ángel Macías Salvador, presidente del Círculo de Autónomos y emprendedores de mi tierra, Castilla y León, a Ruth Ruiz Fernández, por su gran colaboración para organizar este acto; a Cipri Quintas, amigo incondicional, y a mi editora y su editorial Medialuna, Mercedes Pescador. Hicimos un viaje relámpago desde Madrid y volvimos muy contentos.
Adela Martín, pura fortaleza
Me traje anécdotas y preguntas, mensajes de fortaleza muy inspiradores, como el de Adela Martín, que aparece en la foto, en silla de ruedas, diciéndonos que sí se pueden superar las barreras, los obstáculos y los traumas; asegurándonos a todos los presentes que en eso consiste la vida: en resistir, seguir, caminar a pesar de todo y mirar hacia adelante. La vida son momentos así, disfrutando y compartiendo con amigos, a pesar de todos los obstáculos.
Soy hombre de compartir; y lo cierto es que siempre prefiero la compañía a la soledad. Todo lo aprendido ha sido gracias a escuchar y compartir vida con otras vidas. Lo que he construido en mis empresas ha sido gracias al talento y a la colaboración de las personas con las que he ido contando por el camino. Lo dije en la presentación: no soy nada sin mi equipo y si tengo una habilidad es la que hacer equipos, emborrachar a personas con proyectos empresariales o sociales que pueden mejorar el mundo.
Recuerdos de infancia luchando por una herencia
En Zamora conté mis recuerdos más íntimos, los de mi infancia con mi madre, en mi tierra, en Vega de Tera. Relaté las palabras que se me quedaron grabadas en el corazón sin apenas ser yo consciente, los mensajes de mi madre, Paca: “Hijo, trata a todo el mundo por igual; hijo, haz siempre todo lo que puedas por ayudar”.
Compartí también con los presentes, ya lectores de mi libro, cuánto me impresionó, siendo yo un niño de apenas seis años, la batalla de mis tíos y de la familia política de mi madre por conseguir (en mi presencia, ante un juez) la herencia que me correspondía de mi padre fallecido. Conté lo mucho que me impactó aquella resistencia y aquella lucha y cómo aprendí la lección de que, a veces, toca pelear por lo que es justo o corresponde. Quería desde entonces ser grande, construir, tener, pero siempre con un objetivo social, transformador y humanista.
No siempre las cosas son sencillas, pero si de algo puedo presumir es de mi perseverancia, de mi fortaleza para no rendirme y pelear por lo que quiero y deseo con todas mis fuerzas. Creo que esta es la clave y la diferencia entre el éxito y el fracaso: mi insistencia. Soy muy cabezota.
De esto hablé en Zamora la tarde de la presentación del libro y me parece mentira, porque en el fondo me gusta poco hablar de mí mismo y prefiero escuchar. Me gustó compartir, firmar dedicatorias a hijos, hermanos y amigos de los presentes que no pudieron asistir y están pensando en montar su propio negocio o tienen una idea que les ronda en la cabeza y están a un paso de atreverse. ¡Adelante con vuestros sueños!
Confesé que, lo mío, es también una pequeña dosis de ignorancia. Y creo que les entretuvo la anécdota del metro: Cuando llegué a Madrid por primera vez y cogí el metro no estaba seguro de cómo podía llegar a un a estación contraria… Y estuve a punto de cruzarme las vías del tren. ¡Ignorante de mí!
Sigo con esa misma sensación: a menudo deseo ir directo a un lugar, rápido, impetuoso, y en muchas ocasiones no sé cómo hacerlo, pero me centro en el destino, en el objetivo, y visualizo la meta. Esto siempre me ha ayudado en mi vida personal y en la profesional. Y he querido compartirlo en este libro que tantas satisfacciones me está dado.
Me siento agradecido, a la vida, a las personas que me acompañan, a todos los que estuvieron presentes la tarde del lunes en Zamora. Fue un viaja relámpago, pero intenso, lleno de emociones y de momentos que me ayudan y me animan a seguir avanzando.
¿Y qué hay de Futuro? Me preguntaron durante la presentación. Dejé claro que emprender ha sido y es mi destino. Y que siempre lo he hecho siguiendo los mensajes que se me quedaron grabados en el corazón, intentando hacer el bien, mejorar el mundo, construir una sociedad más justa y humana. En ello estoy, gracias, Adela Martín, por inspirarme.
Me alarma la tristeza y depresión que sufren tantos jóvenes en España. Los casos de intento de suicidio se han triplicado, especialmente entre chicas menores de 25 años. El suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte en los jóvenes españoles. El Colegio Oficial de la Psicología de Madrid alerta de que las tentativas de suicidio y autolesión en población infantil y juvenil han aumentado un 250 % a causa de la pandemia y la falta de perspectivas de futuro.
Detrás de los datos terribles que hablan de una España que se enferma hay desatención pública, maltrato intrafamiliar, ausencia de programas de salud mental para jóvenes y medidas eficaces para combatir la pérdida de tantas vidas jóvenes.
La política sirve para combatir estos vacíos asistenciales. La política, cuando se proyecta en beneficio de las personas y tiene verdaderamente un fin social, de mejora de la calidad de vida, es la vía también para salvar vidas. La vía o el medio para combatir la tristeza, la falta de educación, el exceso de violencia, la miseria y la pobreza, que en muchos casos empuja a la muerte.
Desde hace años formo parte activa del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia, donde se integran asociaciones que trabajan por mejorar la calidad de vida y la salud física y mental de personas y familias. Hemos puesto este asunto, el suicidio en los jóvenes, sobre la mesa y nos preocupa sobremanera esta lacra en una sociedad en la que se genera tanto sufrimiento. ¿Cómo resolver este problema? ¿Cómo salvar vidas? Hace falta un Plan integral, en el que expertos y afectados puedan trabajar con la administración pública para dotar de recursos y soluciones terapéuticas.
Visibilidad, soluciones
Como casi siempre, para hallar soluciones, toca conocer el problema en toda su dimensión. Y ser conscientes de su impacto. Conviene dar visibilidad e información a un asunto de salud pública tan relevante. Recomiendo ver todos, pero muy especialmente el capítulo 7 de Edurne Pasaban en la serie documental rodada y dirigida por Miguel Ángel Tobías, @El Camino interior, recientemente estrenada en Movistar Plus TV. Su testimonio es realmente impresionante. También han empezado a emitir esta serie documental los sábados en TV2 a las 11:30 h de la mañana, que tras su emisión los puedes ver también en abierto, cada semana un capítulo y a la carta, en RTVE Play. Conviene conocer esta y otras muchas experiencias similares de personas que pudieron sobrevivir a la depresión y otras situaciones realmente críticas, para dar pistas de cómo afrontar las soluciones y terapias. Edurne Pasaban es valiente, exitosa, joven, aparentemente lo tiene todo y cuenta en esta serie cómo llega a “tocar fondo hasta querer quitarme la vida”. Afortunadamente ella pudo hacer algo que no siempre resulta sencillo ni viable, pedir ayuda, contar con la asistencia de una familia que, sin saber de ello, la tendió la mano y supo buscarle el apoyo que necesitaba. No siempre es así, especialmente en los servicios públicos. La administración pública, las autonomías, los centros de salud, los hospitales, deben contar con suficientes recursos para hacer frente a este problema, en especial para aquellos casos en los que no siempre los jóvenes se encuentran con un apoyo familiar suficiente o no tienen recursos para ser atendidos en el sector privado. El sector público debe contar con tratamientos especializados suficientes para ello, y darlo a conocer entre la población de forma masiva.
En Futuro queremos una asistencia sanitaria pública y tratamientos especializados suficientes que fomenten la atención a personas en riesgo, con discapacidad y a personas con depresión o en situaciones especiales que precisen de atención profesional. Queremos un país sano, alegre, con Futuro.
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