He tenido la oportunidad de poder pasear por mi tierra estas semanas pasadas, ver los destrozos de la Sierra de la Culebra, frente a mi pueblo de Zamora, una de las provincias más deprimidas y despobladas del país. Los tremendos incendios acontecidos el pasado año han dejado un panorama duro e incierto, pero también lleno de oportunidades que me han hecho reflexionar.
Puestos de trabajo esperando a ser cubiertos
¿Cómo podemos resolver el problema de la deforestación, incendios y al mismo tiempo generar oportunidades y empleo? Lo veo claro. Y posible. Y sobre todo necesario. En este campo tan desolado de Zamora y de muchas otras provincias de España, hacen falta un buen equipo de personas que limpien y cuiden los campos, eliminando la maleza de los montes, creando caminos cortafuegos que impidan que los incendios nos arrasen. El abandono y la desolación es lo que provoca que haya campos tan vulnerables e inflamables, y tan poco protegidos del fuego. Existe un abandono total del entorno rural. Todo está conectado y la voracidad de los incendios no son más que avisos de los peligros de una España que sufre. Lo veo cada vez que marcho al pueblo. Y quiero resolver, hacer lo que esté en mi mano.
¡Limpiemos la maleza!
Si los montes y campos estuvieran limpios de malezas inflamables, saneados y con buenas cortinas disuasorias del fuego, no tendríamos un problema tan gordo cada año. ¡No habría incendios tan tremendos y nuestros montes seguirían vivos! Nuestra obligación es impedirlo, crear equipo de personas, hombres y mujeres, contratarlos a jornada completa y organizar el trabajo para que se conviertan en limpiadores y mantenedores de montes y campos. ¿Nos falta mano de obra? ¿No tenemos una tasa de paro elevada en España por encima de la media? Me niego a creer que cualquiera prefiere mantenerse en sus casas con un subsidio de desempleo o una ayuda económica estatal. Estoy convencido del potencial de nuestra gente, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, personas de todo tipo que desean sentirse útiles. El Estado tiene la responsabilidad y de proponer soluciones a los problemas reales. Esta es una tierra bella, muy bella, como tantas otras de España. No podemos permitir que se queme por falta de atención. Tenemos que forzar a las distintas administraciones públicas a que tome cartas en el asunto con urgencia. No hay más tiempo para perder. Nuestros montes se queman y con ello, la esperanza de vida en los pueblos de España, en las zonas rurales, en la España vaciada, olvidada y vacilada.
El Gobierno debe de hacerse, bien directamente o a través de empresas privadas que se encarguen de la contratación de los equipos necesarios. Ello contribuiría, además, al desarrollo económico y rural, generaríamos empleo de calidad y lucharíamos contra la lacra de la economía sumergida y el pesimismo. Estoy convencido de que podemos generar millones de empleos en nuestras comarcas y pueblos de toda España que están en similares circunstancias, evitando la propagación de los incendios, los grandes gastos en su extinción y la consiguiente pérdida y empobrecimiento que producen los fuegos. Miles de personas que cobran subsidios y prestaciones sociales están deseando tener una oportunidad laboral, y esta es una de las vías más constructivas para hacerlo.
No creo en el subsidio sin compromiso, a cambio de nada. Creo en la capacidad de todo ser humano para contribuir al bien común, a hacer equipo y a trabajar. No podemos desperdiciar tanto talento como tenemos en España. No podemos ser la España vacilada. Esto tiene arreglo, pero hace falta voluntad política y decisión. Tengo claro que Futuro, el nuevo partido político creado para resolver los problemas de la gente, pondría en marcha un plan de acción social en los campos generando riqueza, empleos y bienestar. No nos merecemos que nuestros montes se quemen, que la España rural se siga despoblando y que nuestra riqueza como país la desperdiciemos.