Autor: Javier Benavente

Una conversación, por breve que sea, puede suponer el puente que nos conecta nuevamente con el mundo. Me gustaría transformar la soledad en conexión, en esperanza, en vida. A veces, el mejor remedio para la soledad es simplemente escuchar a alguien que necesita ser escuchado. De esto estoy completamente convencido.

Los datos del estudio que hemos realizado este año desde la Fundación Vivofácil, antes llamada Fundación Alares, impresionan, me asustan: Un 60% de personas afirma sentirse solas “algunas veces” y un 17% “siempre”. Y sigo: El 75% considera que nuestra sociedad no ofrece soluciones para paliar la soledad, el 98% manifiesta que la soledad también se da en compañía. Entre las personas jóvenes, el 100% reconoce que la falta de contacto presencial con otras personas está afectando a su salud mental.

Parte de la solución

No queremos quedarnos en el problema. Siempre he pensado que existen dos tipos de personas: las que forman parte de la solución y las que forman parte del problema. Y sigo trabajando para encontrar posibles salidas y respuestas a estos problemas tan esenciales de la vida. Por este motivo, nos hemos propuesto en Fundación Vivofácil iniciar la mayor campaña de sensibilización social en torno a la soledad no deseada.

De la mano del reconocido cineasta Rodolfo Montero y del sello Medialuna, llevaremos por primera vez a las pantallas de cine el problema de la soledad, con un enfoque abierto, crítico, intimista. Lo haremos con protagonistas jóvenes y mayores, de ámbito rural y urbano, que viven la soledad desde diferentes perspectivas y en distintas zonas del país.

Arrancamos este rodaje en septiembre, en mi propia tierra, en mi pueblo, Vega de Tera, una pequeña localidad de la España zamorana, azotada por la despoblación y el frío de tantos fuegos. Este es un gran reto y agradezco haber encontrado en el camino al cineasta Rodolfo Montero para conseguirlo.

Galardonado con dos Goyas, académico de cine y reconocido internacionalmente por su cine social, apostamos juntos por crear un documental que reflejará los sentimientos y circunstancias que acechan la sociedad del siglo XXI. Hemos apostado por el cine para influir en la sociedad.

Nuestra lucha contra la soledad es ya antigua, no reciente. Hace ya muchos años que impulsamos en España el primer programa contra soledad, Ilumina una vida, y, en plena pandemia, trabajamos para evitar el sufrimiento de miles de personas aisladas. Hemos trabajado sin tregua por reducir, al máximo, el mayor de los sufrimientos humanos: el miedo al abandono, el abandono mismo. ¡Cuánto cuesta a veces darnos cuenta de que vivir es compartir; y de que la felicidad pasa por hacer felices a otros!

Ilusionados con el documental

Estamos ilusionados con el documental y convencidos de que una parte de la solución al problema comienza por sensibilizar sobre un asunto de primera magnitud. Nos hemos propuesto hacer el retrato en el día a día de personas que la están viviendo en primera persona distintas situaciones, y que son reflejo de millones de vidas: la falta de comunicación, la muerte, la separación, la vejez o la misma desilusión por la vida.

Desde Fundación Vivofácil, con el documental que arrancamos ahora, queremos construir un puente sobre el precipicio de la soledad que nos lleve a un nuevo comienzo, a una nueva oportunidad de encontrarnos con la belleza de la vida; hacer ver a todos que la vida es como una paleta de colores. Sabemos que está en nosotros la elección de pintar un lienzo oscuro o uno lleno de luz y esperanza. No nos conformamos, todos podemos hacer algo por cambiar la vida de una persona.

He tenido la oportunidad de presentar este proyecto ante medios de comunicación en el nuevo espacio audiovisual Medialuna, ubicado en el norte de Madrid. Lo he hecho acompañado de Rodolfo Montero, de Mercedes Pescador, CEO de Medialuna y guionista. No podemos empezar mejor. Comparto aquí algunas de las imágenes para el recuerdo de este arranque. Seguiremos compartiendo momentos acerca de este gran proyecto.

He tenido la oportunidad de poder pasear por mi tierra estas semanas pasadas, ver los destrozos de la Sierra de la Culebra, frente a mi pueblo de Zamora, una de las provincias más deprimidas y despobladas del país. Los tremendos incendios acontecidos el pasado año han dejado un panorama duro e incierto, pero también lleno de oportunidades que me han hecho reflexionar.

Puestos de trabajo esperando a ser cubiertos

¿Cómo podemos resolver el problema de la deforestación, incendios y al mismo tiempo generar oportunidades y empleo? Lo veo claro. Y posible. Y sobre todo necesario. En este campo tan desolado de Zamora y de muchas otras provincias de España, hacen falta un buen equipo de personas que limpien y cuiden los campos, eliminando la maleza de los montes, creando caminos cortafuegos que impidan que los incendios nos arrasen. El abandono y la desolación es lo que provoca que haya campos tan vulnerables e inflamables, y tan poco protegidos del fuego. Existe un abandono total del entorno rural. Todo está conectado y la voracidad de los incendios no son más que avisos de los peligros de una España que sufre. Lo veo cada vez que marcho al pueblo. Y quiero resolver, hacer lo que esté en mi mano.

¡Limpiemos la maleza!

Si los montes y campos estuvieran limpios de malezas inflamables, saneados y con buenas cortinas disuasorias del fuego, no tendríamos un problema tan gordo cada año. ¡No habría incendios tan tremendos y nuestros montes seguirían vivos! Nuestra obligación es impedirlo, crear equipo de personas, hombres y mujeres, contratarlos a jornada completa y organizar el trabajo para que se conviertan en limpiadores y mantenedores de montes y campos. ¿Nos falta mano de obra? ¿No tenemos una tasa de paro elevada en España por encima de la media? Me niego a creer que cualquiera prefiere mantenerse en sus casas con un subsidio de desempleo o una ayuda económica estatal. Estoy convencido del potencial de nuestra gente, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, personas de todo tipo que desean sentirse útiles. El Estado tiene la responsabilidad y de proponer soluciones a los problemas reales. Esta es una tierra bella, muy bella, como tantas otras de España. No podemos permitir que se queme por falta de atención. Tenemos que forzar a las distintas administraciones públicas a que tome cartas en el asunto con urgencia. No hay más tiempo para perder. Nuestros montes se queman y con ello, la esperanza de vida en los pueblos de España, en las zonas rurales, en la España vaciada, olvidada y vacilada.

El Gobierno debe de hacerse, bien directamente o a través de empresas privadas que se encarguen de la contratación de los equipos necesarios. Ello contribuiría, además, al desarrollo económico y rural, generaríamos empleo de calidad y lucharíamos contra la lacra de la economía sumergida y el pesimismo. Estoy convencido de que podemos generar millones de empleos en nuestras comarcas y pueblos de toda España que están en similares circunstancias, evitando la propagación de los incendios, los grandes gastos en su extinción y la consiguiente pérdida y empobrecimiento que producen los fuegos. Miles de personas que cobran subsidios y prestaciones sociales están deseando tener una oportunidad laboral, y esta es una de las vías más constructivas para hacerlo.

No creo en el subsidio sin compromiso, a cambio de nada. Creo en la capacidad de todo ser humano para contribuir al bien común, a hacer equipo y a trabajar. No podemos desperdiciar tanto talento como tenemos en España. No podemos ser la España vacilada. Esto tiene arreglo, pero hace falta voluntad política y decisión. Tengo claro que Futuro, el nuevo partido político creado para resolver los problemas de la gente, pondría en marcha un plan de acción social en los campos generando riqueza, empleos y bienestar. No nos merecemos que nuestros montes se quemen, que la España rural se siga despoblando y que nuestra riqueza como país la desperdiciemos.